(Fachada de la Chacra Lo Mira en la Gran Avenida)
Particular y antigua familia chilena, de cuyas filas
nacieron múltiples talentos. Don Juan José de Mira, originario de Vigo, España,
adquirió los terrenos que se encontraban frente al Llano Subercaseaux y levantó
en 1819, los primeros edificios que compondrían la futura Chacra “Lo Mira”. La
Familia Mira junto con sus vecinos Los Subercaseaux, Los Vial, y Los Ovalle
serian los fundadores de la actual disposición de la comuna de San Miguel. Don
Juan José había contraído nupcias en la ciudad de Santiago con Doña Mercedes
Iñiguez Ceballos en 1818, en la tradicional Parroquia de El Sagrario, Doña
Mercedes era oriunda de Mendoza, y pertenecía a una familia originaria de
Castilla, en la madre patria; el hermano de Doña Mercedes, Manuel, falleció en
1856 en la tragedia del hundimiento del Vapor Cazador, con buena parte de su
familia. Se sabe que Don Juan José y Doña Mercedes tuvieron al menos 2 hijos,
quienes dejaron amplia descendencia: Don Juan Vicente, particular caballero,
abogado, e Intendente de Atacama, enjuiciado por la corte Suprema durante el
ejercicio de su función pública, acusado de tiranía y autoritarismo, incluso de
flagelar a sus detractores, huyó a escondidas de la ciudad de Copiapó por miedo
a las represalias de las victimas de su gestión, y fue sometido al Exilio, el
cual cumplió en Mendoza. Estuvo casado con Manuela Mancheño Elizalde de quien
tuvo numerosa descendencia, falleció súbitamente de un infarto a los 31 años; y
Don Gregorio, en cuya historia y progenie nos centraremos.
(Gregorio Mira, Mercedes Mena y 3 de sus hijas.)
Don Gregorio Mira Iñiguez, Abogado que se distinguió en el
comercio y la agricultura por su empuje y señorío, fundador del puerto de San
Antonio y la Comuna de San Miguel, donó el terreno para la construcción de la
Iglesia Parroquial de esta última, San Miguel Arcángel, en 1881, siendo la iglesia más antigua de la comuna.
Director honorario del Partido Conservador y miembro el año 1885 del jurado que
seleccionó obras pictóricas para el concurso anual General Maturana, ya en 1843
Don Gregorio había sido uno de los primeros alumnos de la Academia de Pintura
que instaló Monvoison, que en la primera exposición de 1848 obtuvo medalla de
Plata y que produjo lo bastante para conservar su nombre entre los primeros
chilenos que la cultivaron. Había casado don Gregorio con Doña Mercedes Mena
Alviz, virtuosa señora que tenía una rara chispa de ingenio y fantasía
inmortalizada en un refrán familiar: “Las Alviz, Las Sierra, Las Menas, Las
Varas, son un solo lio, de niñas muy raras”. Don Gregorio y Doña Mercedes
fueron padres de dos varones y 6 mujeres, todos con gracias especiales que entre
ellos se admiraban y celebraban con excepcional sentido de unión familiar, el
padre murió de 81 años en 1905 y la madre en 1909 de 87. Sus hijos levantaron a
lo largo de la hoy Gran Avenida José Miguel Carrera un conjunto de Casas-quinta
en las que dejaron seña de su inclinación por la arquitectura y la decoración. Algunas calles de la comuna recuerdan a
personajes ilustres de esta familia, Pedro Mira (uno de los Mira Mena), Santa
Ester (homenajeando a Ester Mira) y la actual calle Barros Grez, en su tiempo
fue conocida como Gregorio Mira.
De entre los hijos de Gregorio y Mercedes, destacan sin duda
alguna, Magdalena y Aurora, nacida ambas en la década de 1860, fueron las
primeras exponentes de su sexo que se dedicaron con verdadera vocación a la
pintura en Chile, incluso en Latino América. Estudiaron bajo la dirección del
tercer director de la Academia de Pintura, Juan Mochi. Las Hermanas Mira se
presentaron junto a Celia Castro y otras
señoritas al Salón Oficial de 1883. Magdalena de 23 y Aurora de 19, aquella con
“Ante el caballete”, ”Hermana de la caridad” y un retrato familiar; la segunda
con “Medica de Campo”, “Monja de la Caridad” y otro retrato. Magdalena obtuvo
Medalla de Oro; Aurora, Medalla de Plata, además recibieron inmejorables
criticas. El impacto del Salón de 1883 se repitió el año siguiente. Ahí la
veinteañera Aurora Mira ganó medalla de oro por su “Agripina Metella en prisión”
ante la cual la admiración fue generalizada. Magdalena se presento fuera de
concurso con “Esperando al apir”, “El primer robo”, y “La viuda”. El año 1886
fue solo Magdalena la que expuso, con una réplica de aquella Agripina Metella y
dos medallones en alto relieve.
Por aquellos años las dos hermanas contrajeron matrimonio:
Magdalena con el Abogado Ramón Cousiño Gómez, con el que tuvo 2 hijas, Aurora y
Sofía, y Aurora en 1900 con el viudo José Luis Vergara Silva con el que no tuvo
descendencia. Ambas iniciaron una rutinaria vida familiar, y algunos expertos
mencionaron las frases: “talento desperdiciado” y “generación de mujeres
truncadas”, pero en 1891 Magdalena reapareció con un par de esculturas y un
retrato de cuerpo entero de su hermana “Mercedes Mira de Fernández Concha” (casada
con Pastor Fernández Concha). Fue premio de honor en el Salón Oficial. El año
1895 fue Aurora la que presentó un semejante “Retrato de Rosa Mira”, la hermana
más intelectual, música y políglota. Fue premio de Honor en el Certamen
Edwards. Oficialmente termino ahí la efímera pero brillante carrera pictórica de
Las Hermanas Mira, en el aspecto privado siguieron pintando el resto de su
vida.
Magdalena, cuyo talento y fuerza parecían mayores, hizo con
su marido largos viajes a Europa que, junto a los deberes del hogar, le
impidieron dedicarse a su vocación con la intensidad y seriedad de los años
juveniles. Los primeros retratos fueron reemplazados por paisajes europeos,
ruinas y costas mediterráneas.
Aurora, la de más fina sensibilidad, hizo vida mas retraída
en su mansión de Gran Avenida que ella mismo proyectó y decoró con pinturas de
su mano. Pero precisamente en esa época de intimidad hogareña, piadosa,
caritativa, y de vida social, surgieron las pinturas de mayor categoría artística.
Entonces llegó a su cumbre la enérgica voluntad de análisis y síntesis de
Magdalena: el “Retrato de perfil de Ana Mira”, el “retrato de cochero”
familiar, y sobre todo ese magistral “ Retrato de desconocida” fechado en 1890,
en que se aproxima a los grandes Europeos, adelantándose a su época, acercándose
al Picasso del periodo azul. Aurora, en la imaginación y el ensueño, pintó un luminoso
retrato de su sobrina “Carmen Fernández Mira” en el cual eliminó durezas y fijó
en la tela una evanescente fuga de la materia y su pomposidad. Pero mejor
muestra de su valentía y originalidad de composición fueron “Flores y frutas”
de 1915, “La primavera”, “Rosas y rocas”, de armonía y delicadeza de colorido,
soltura y fuerza casi impresionista de la pincelada. Las pioneras de la manifestación
del talento femenino nacional fallecieron en la década del 30; Magdalena en
1931 y Aurora en 1939.
Aurora y Sofía Cousiño, hijas de Magdalena, casaron
respectivamente con Werner Haeussler Franz y Carlos Charme Prieto, ambas con
descendencia. Del resto de los hermanos Mira Mena, Juan José se casó con
Mercedes Fernández Concha (cuñada de Mercedes Mira Mena), quien fue Intendente
de Llanquihue y dejo amplia descendencia, Pedro casado con Ester Morandé Avaria
con quien fue padre de Gregorio, Pedro, Ana María y Mercedes.
(Aurora Cousiño Mira)
La ilustre descendencia que alcanza hasta nuestros días, le
hacen honor a los ilustres antepasados, a los férreos fundadores, a los
destacados artistas.
Muy buen trabajo, muchas gracias.
ResponderBorrarHola! Dónde está esa imagen?
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