domingo, 11 de junio de 2017

Los Morla: la elegancia de la Belle Époque.

Esta nueva entrada está dedicada a una destaca familia chilena, considerados excéntricos por muchos, pero dueños de una indudable elegancia, eternamente relacionados a la diplomacia y que le proporciono a Chile invaluables personajes de entre sus miembros.

Esta eximia familia se originó a partir de una secreta historia de amor. En 1846 nació un niño quien fue bautizado con el nombre de Carlos pero sin apellidos, pues era hijo natural, un estigma para la época; el niño fue producto de un desliz entre el joven caballero César Vicuña De Toro-Zambrano, de una antigua familia chilena que se remontaba al Conde de la Conquista, quien a la sazón era soltero, a diferencia de la madre del pequeño, la distinguida dama española Carmen Solo de Zaldívar y Rivera, casada con el destacado militar argentino Estanislao Lynch Roo, matrona de familia con 6 hijos rozando la adultez, y por mas decirlo, mucho mayor que su joven amante; al momento del nacimiento del pequeño Carlos, su medio hermano materno, el héroe nacional Patricio Lynch Solo de Zaldívar, futuro Vicealmirante de la armada de Chile y militar destacado en la guerra contra Perú, contaba con 20 años. César fue entregado por su madre al cuidado de los hermanos Jesuitas, donde fue criado sus primeros años en las condiciones propias en que crecían los niños que en la época eran productos de una  relación extramatrimonial, aunque las crónicas familiares indican que su madre visitaba constantemente al niño en esta época oscura. En 1849 falleció el marido agraviado, por lo que el padre del niño pudo reconocerlo y tomarlo bajo su custodia, y también el pequeño pudo relacionarse con sus medios hermanos maternos. Marcado por esta experiencia y haciendo gala de un humor agudo que lo distinguiría (y que heredaría a sus descendientes), al crecer inventó el apellido “Morla”, anagrama de la palabra “Moral”, concepto que definiría su vida y la relación de sus padres, y que comenzó a usar como propio a los 16 años y lo legalizó a los 21.


Carlos Morla Vicuña, ya en pleno uso de los privilegios propios de su clase, estudió en el colegio San Ignacio (colegio jesuita) y siguió la carrera de Derecho en la Universidad de Chile, trabajó como periodista en el diario La República y se hizo miembro destacado del Partido Conservador, comenzó su carrera diplomática en 1870 en la Legación chilena en los Estados Unidos, en 1871 su carrera dirigió sus pasos hacia Europa, viviendo en la misión chilena en Francia e Inglaterra, permaneciendo allá hasta 1885. Viviendo en Londres en la casa de su medio hermano Luis Alfredo Lynch, se enamoró de su sobrina Luisa Lynch Del Solar, 18 años menor. Doña Luisa seria una prolífica escritora feminista, periodista y miembro insigne de la socialite chilena, nacida en 1864 y fallecida en 1937, se convertiría en  una importante activista por la igualdad de género y miembro activo de diversas fundaciones de caridad, seria inmortalizada en 1888 por el gran escultor francés Auguste Rodin en un busto nombrado Madame Morla Vicuña, que se encuentra actualmente en el Museo D´Orsay de Paris. Doña Luisa, miembro destacado de la sociedad chilena en el extranjero, era intima amiga de Madame Errazuriz, Doña Eugenia Huici de Errazuriz, mecenas de artista de la talla de Pablo Picasso. Madame Errazuriz seria la madrina de su hijo Carlos.


Carlos y Luisa se casaron privadamente en Londres en 1884, tras conseguir las dispensas correspondientes por su grado de parentesco. Fueron padres de 6 hijos: Nicolasa, Carlos, Ximena,  Carmen, Wanda y Paz.
Don Carlos continuaría en la carrera diplomática, con designaciones en Brasil y Francia, abandonaría momentáneamente en 1891, a causa de desavenencias políticas, y se retiraría a su propiedad en Tirol donde se dedica al comercio. El Presidente Jorge Montt volvería a requerir de sus servicios a la patria como ministro Plenipotenciario en Uruguay y Paraguay, y en 1896 en el mismo cargo en Buenos Aires. El Presidente Federico Errazuriz, amigo de la infancia, lo designa en 1897 Ministro de Relaciones exteriores, Culto y colonización, puesto al que debería renunciar en mayo de ese mismo año por desavenencias respecto a un ataque a la Ley de Matrimonio de Civil, se instala en París los dos años siguientes hasta que su amigo Federico volvería a nombrarlo Ministro Plenipotenciario en USA. Por su cargo Don Carlos debía encargarse de los preparativos para el Stand Nacional en la Exposición Panamericana, la que se realizaría en la ciudad de Buffalo en  el año de 1901, enfermó y falleció en dicha ciudad en 1900. Doña Luisa Lynch Viuda de Morla, volvería a contraer nupcias con Don Eduardo Gormáz Araoz.
Familia Morla Lynch en 1904.

El Fruto no cae lejos del árbol, y luminosa seria la progenie del matrimonio Morla Lynch, Carlos seria diplomático como su padre, Ximena, pintora y feminista, y Carmen escritora.
Don Carlos Morla Lynch, único hijo varón y heredero, nació en París en 1888, se convertiría con el tiempo en un notable diplomático y un escritor sobresaliente, e incluso por unos meses estudió en el Conservatorio Musical de París, mereciendo las más altas distinciones. Comenzó su carrera pública a los 18 años como empleado del Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual compatibilizaba con su tarea de escritor, imprimiendo algunas obras de teatro en 1915, entre 1919 y 1921 trabaja como periodista de “La Nación” y este ultimo año fue designado como Primer Secretario en París, en 1928 pasaría a Madrid con el mismo cargo. Ascendido a embajador en la Madre Patria en 1933, haría óptimas amistades republicanas: Ortega, Valle-Inclán, Unamuno, Falla, Dalí, Cernuda y García Lorca. La Guerra civil española estaba en su apogeo y la embajada Chilena seguía recibiendo más y más refugiados y el consulado servía de residencia. El “Hogar Chileno” y el “Centro Hispano-Chileno” eran palacios cedidos por sus dueños para que los protegiera el pabellón chileno y sirvieran a los asilados. Más de 3 mil refugiados llegaron a protegerse a la Legación Chilena. En su mayoría los asilados eran franquistas y poco a poco se les envió a Chile; en octubre de 1939 permanecían 750 en la embajada, los cuales fueron evacuados, al ganar la causa nacionalista, para recibir a los refugiados republicanos bajo la protección de la Cruz Roja Internacional. Franco les negó salvoconductos y denomina a la Embajada un refugio de “criminales vulgares”, influía en esta animadversión la conocida simpatía republicana del Encargado Morla, el gobierno Chileno reemplazaría a Don Carlos con Germán Vergara Donoso, Morla sería designado representante en Alemania, para ser designado con el mismo cargo al año siguiente de 1940 en Suiza.













                           Bebé Vicuña de Morla en Santander, España





Carlos Morla Lynch en 1930                                                                                                                                 



En 1912, don Carlos había casado con su  lejana pariente, María Vicuña Herboso,  apodada “Bebé” de 20 años de edad  con quien tendría 3 hijos: Carlos, nacido en 1913, Verónica, nacida en 1914 y fallecida en 1918 y Colomba nacida en 1919 y fallecida en 1928.
En 1931 su amigo cercano Federico García Lorca le dedicó a Carlos Morla su “poema de la Seguriya gitana” del Poema del cante jondo, al matrimonio de Carlos y Bebe le dedica “Poeta en Nueva York” de 1929-1930  y a la pequeña Colomba Morla Vicuña “la maravillosa niña dormida piadosamente el 8 de agosto de 1928” le dedica sus “Canciones para niños”.
Afanosa fue la tarea de Carlos Morla durante su Misión diplomática durante la Segunda Guerra Mundial, y no dejaría de serlo su trabajo los siguientes años; fue el primer embajador de Chile ante la recién creada UNESCO, 1947- embajador en Suecia, 1950- embajador en Holanda, en 1958 vuelve a ser embajador en Francia ante la quinta república de Charles de Gaulle. Su residencia personal en París y la sede de la Embajada (el numero 2 de la Avenue de la Motte Piquet) eran un lugar seguro para los chilenos residentes en el viejo continente, fue en esa época que Monsieur Le Ambassador Morla comenzó a colaborar con El Mercurio a través de sus livianas y amenas “Charlas de Café”. Seria en su querida París donde fallecería en 1961 la hermosa y gentil Bebé Vicuña de Morla, compañera de toda una vida. Después de enviudar, se retira y se va a vivir a Madrid con su hijo Carlos Morla Vicuña y sus nietas Beatriz y Verónica Morla González Del Valle. En ese piso de la Avenida Príncipe de Vergara murió don Carlos el 15 de enero de 1969 a los 80 años. En su vida fue condecorado con La Legión de Honor Francesa, la Orden del Sol Peruana, la Águila Roja Alemana, la Estrella Polar Sueca, la Orden de Francisco José Austriaca, la Gran Cruz de la Orden de Orange-Nassau Holandesa, y dos meses antes de su fallecimiento la tardía Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, por parte del ingrato gobierno español.  Con la muerte del único hijo de Morla Lynch, el doctor Carlos Morla Vicuña en 1982, se acaba el apellido Morla por vía masculina.
Las Hermanas Morla Lynch no presentaron menos talento que su único hermano varón. Ximena nacida en Paris en 1892 y fallecida en Santiago en 1987, fue una prolífica pintora y escritora, defensora de los derechos de la mujer al igual que su madre, y al igual que sus hermana  fue prolífica en diarios personales y cartas, de los cuales queda amplio registro, investigado por Don Wenceslao Diaz. Ximena Morla se casaría con Juan Eduardo Subercaseaux Pérez y juntos serian padres de 3 hijos: Juan Eduardo, Pilar y Gonzalo. Entre sus nietos se encuentran las escritoras Pilar Rodríguez Subercaseaux y Elizabeth Subercaseaux Sommerhoff.
















Ximena Morla




Carmen Morla Lynch (1887-1983), con diarios tan interesante como los de sus hermanos, retratando la época y los múltiples paisajes donde los llevo su padre diplomático, casó con Manuel Antonio Maira González y serian padres de Carmen Maira Morla, casada con Francisco Riesco Vicuña. Ximena y Carmen serian conocidas por sus habilidades espiritistas, las cuales desarrollaron por muchos años con el denominado “Grupo de los 7”, el cual también estaba conformado por Inés Echeverría, María Tupper e Isabel Barros Moreira, este grupo se comunicaba con los espíritus a través de diferentes objetos, preferentemente con “la mesa de 3 patas”. La Escritora Isabel Allende, nieta de Isabel Barros, se inspiraría en Ximena y Carmen, para sus personajes espiritistas “Las Hermanas Mora” en su libro “La casa de los espíritus”.




Paz Morla Lynch, nacida en Paris en 1892 y fallecida en Santiago en 1972, contrajo en su niñez una enfermedad con un grave compromiso motor que la condenó a la invalidez y a permanecer en cama el resto de su vida,  solo pudo compartir de lejos las actividades de sus hermanas quienes nunca la abandonaron. Falleció soltera y sin hijos.
Wanda Morla Lynch, nacida en 1901, fue hija póstuma de su padre y probablemente un gran consuelo para su madre, un reciente libro de Wencesalo Diaz sobre su correspondencia, nos da un barniz sobre su corta vida:
 “El hallazgo afortunado de las cartas de Wanda Morla Lynch, cuidadosamente guardadas por dos generaciones, nos pone ante la figura de una joven culta, sensible y aguda observadora, que con ocasión de un concierto en París reencuentra accidentalmente a Domingo Santa Cruz Wilson, de paso hacia Madrid. Wanda ha llegado con su madre, Luisa Lynch, en un viaje ocasionado por el quebranto de su único romance juvenil. Escéptica, declara a su hermana Ximena que no es el orgullo sino la dignidad lo que la aleja de la idea de casarse, porque la gente en general se casa para no quedarse sola. A la amistad surgida durante esos conciertos siguen sus cartas, en las que lo mantiene informado de las actividades musicales a que concurre en el medio privilegiado de su familia. En ellas nos toca ser testigos del desarrollo de una relación, al comienzo formal, que va cambiando a medida que avanza la correspondencia, hasta que la visita que hace a Madrid les permite develar sus sentimientos, declarar su amor y decidir casarse. En estas hojas encontramos las claves de la personalidad de Wanda, de su independencia de criterio y de la fortaleza de su carácter para vencer los obstáculos. Esa confianza le permite decir a Domingo: Qué felicidad habernos encontrado jóvenes y con tantos años por delante en que desarrollarnos juntos. El destino no lo permitió, pero tenemos el privilegio de conocer ese amor tan fuerte y transparente en las cartas que su destinatario conservó devotamente y que ahora, transcurrido casi un siglo, salen a la luz pública.




Wanda Morla viaja a Europa con su madre en 1921, se reencuentra con Santa Cruz Wilson en 1922 frente al Conservatorio de Música de Paris, Santa Cruz no sabía que necesitaba invitación para entrar al Concierto de ese día, Doña Luisa Lynch  lo reconoce, y  tiene entrada por lo que le indica al portero que le permita el ingreso pues es su hijo, esa mentira blanca permitió el reencuentro entre Don Domingo, compositor y profesor universitario, y Wanda, quien acompañaba a su madre ese día. Domingo y Wanda se casarían en 1923 y en 1924 serian padres de un único hijo: Domingo Santa Cruz Morla. Wanda Morla Lynch de Santa Cruz, fallece el 14 de abril de 1926. Gracias al trabajo del escritor e investigador Wencesalo Díaz, y a la colaboración de Domingo Santa Cruz Morla y su esposa Elsa Bolívar, hoy tenemos noticia de ese excelente relato de época y hermosa historia de amor. El señor Santa Cruz Morla, eximio músico y precursor del Jazz en Chile, falleció antes de ver publicadas las cartas de su madre, en el año 2013.

Domingo Santa Cruz Morla (1924-2013)


La historia de esta familia que cruza transversalmente el siglo XX, ha producido diplomáticos, intelectuales, músicos que han dado brillo al nombre de Chile en el exterior y esta entrada es un humilde reconocimiento a sus méritos.